A partir de este mes, los adultos nipones que adquieran un paquete de cigarrillos de una de las 520.000 máquinas expendedoras distribuidas por el país deberán disponer de esa tarjeta electrónica, que la máquina leerá mediante sensores con sólo acercarla.
La TASPO incluirá la foto y los datos identificativos del fumador y, además, podrá recargarse con dinero para comprar tabaco en las omnipresentes máquinas expendedoras, una de las señas de identidad del paisaje urbano de Japón.
El novedoso sistema diseñado por las autoridades japonesas pretende impedir que los menores de edad tengan acceso libre al tabaco y se aficionen desde muy pronto a fumar, un hábito que comparten 27 millones de nipones.
La TASPO viene a engrosar las abultadas carteras niponas y es similar a la PASMO que se utiliza en todo el transporte público en Tokio.
El tercer país en consumo de tabaco
Para el mes de julio, se prevé que esta tarjeta esté implantada en todo el territorio de Japón, el tercer mayor consumidor de cigarrillos del mundo después de Estados Unidos y China.
Este es además uno de los países donde los fumadores consumen un mayor número de cigarrillos, con una media anual de 7.623 -es decir, más de veinte al día-, algo que se relaciona en parte con el bajo precio de las cajetillas, que no llega a los dos euros.
Aunque Japón está reduciendo progresivamente su permisividad hacia el tabaco, aún se puede fumar en gran parte de los espacios públicos.
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